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La Santa Faz de Nuestro Señor Jesucristo



Apostolado de la Santa Faz


¡Conviértete en un valiente defensor del Santo Nombre de Dios a través de la devoción de la Santa Faz!


"El Santo Rostro de Jesús a partir de la imagen del velo de Verónica.
(El velo se guarda en la basílica de San Pedro, Roma)


INDULGENCIAS

INDULGENCIAS OTORGADAS POR LEO XIII


(Aplicable a las almas en el purgatorio.)


INDULGENCIAS PLENARIAS - 1. El día de admisión; 2. A la hora de la muerte; 3. Por cada peregrinación anual al Oratorio de la Santa Faz; 4. En la fiesta de San Pedro, o en un día durante la Octava; 5. En la fiesta de la Transfiguración, solo el día durante la octava; 6. El Domingo de Pasión, o cualquier otro día fijado por el Ordinario.



Para obtener estas últimas 3 indulgencias, es necesario visitar la sede de su Confraternidad.


INDULGENCIAS PARCIALES : 7 años y 7 cuarentenas por cada asistencia en las reuniones mensuales.


60 días: 1. Por cada ejercicio piadoso realizado en la sede de la Cofradía; 2. Por cualquier otro trabajo de piedad ofrecido en unión con el objeto de la Asociación; 3. Cada vez que un miembro bese con devoción la efigie del Santo Rostro repitiendo la invocación: Señor, muéstranos tu Rostro y seremos salvos.


100 días por cada oración dicha antes en efigie de la Santa Faz. ( Pío IX. 11 de diciembre de 1876.)


40 días cada vez que un miembro asiste a cualquiera de los ejercicios diarios de la mañana o de la tarde en la capilla de la Santa Faz en Tours. ( El arzobispo de Tours, 15 de noviembre de 1876.)


Las indulgencias anteriores que requieren que se haga una visita a la iglesia, tal vez las obtengan personas enfermas en virtud de algún otro acto prescrito por el confesor. (Escrito del 30 de marzo de 1885.)


NB: los asociados se esforzarán por ser fieles a sus compromisos piadosos, aunque estos compromisos, como todos saben, no imponen una obligación de conciencia, es decir, no obligan bajo la pena del pecado.


CONSEJOS A LOS ASOCIADOS

I. Llevar en sus personas una imagen del Santo Rostro, besarla con devoción la primera hora de la mañana al despertar y por la noche antes de ir a dormir, para consagrar sus acciones durante el día al Rostro divino, para resolver su desempeño. Ellos en su presencia y ante sus ojos.


II. Al comienzo de sus oraciones, o de cualquier ejercicio de piedad, tiene un medio fácil de colocarse en la presencia de Dios y de combatir las distracciones, de pensar en el Santo Rostro cuyos ojos están abiertos y fijos en nosotros, para adorarlo. Con fe, mirarlo con amor.


III. En presencia del Santísimo Sacramento, recordamos que el Rostro del Salvador está presente en la Sagrada Hostia: nos ve, nos escucha, nos bendice, nos habla interiormente.


IV. Intentar en su conducta imitar las virtudes de la paciencia, de la amabilidad, de la serenidad, de la modestia, que brillan en la Santa Faz. Escuche al Maestro divino que dijo: aprenda de mí , y viéndome, que soy de rostro manso y de corazón humilde: saber que, de hecho, la amabilidad y humildad del corazón de Jesús son admirablemente, como en un espejo muy claro. Reflejado en el rostro del hombre dios.


V. En juicios, enfermedades, accidentes, tentaciones, postrarse ante la imagen de la Santa Faz, ya sea en su Oratorio privado, o sobre todo, en la iglesia de la Cofradía donde se expone especialmente.


VI. Para tener en sus casas una foto de la Santa Faz que honrarán como protector de la familia y el Guardián del hogar doméstico; Recitar ante ella las oraciones que habitualmente se pronuncian en común por el hogar.


VII. Cuando escuchen las blasfemias pronunciadas, o vean y actúen con un sacrilegio impío que no pueden evitar, para reunirse y pronunciar con sus corazones, si no pueden con sus labios, las palabras: He aquí, Dios, nuestro protector, y mira el Rostro de tu Cristo, o: ¡Que el Nombre del Señor sea bendecido! ¡Siéntate Nomen Domini benedictum!


VIII. Propagar la adoración del Santo Rostro en su localidad, entre sus amigos y conocidos, y utilizarla para combatir, de todas las formas posibles, los terribles efectos de la indiferencia y la irreligión.


Fuente: Manual de la Archicofradía de la Santa Faz, 1887.